Vivimos tan ocupados con nuestras actividades diarias: trabajo, que hacer para la cena hoy?, que me pongo para salir?, tengo que lavar la ropa, debo ir al super y tantas cosas más que ocupan mi mente. A veces pasan días sin que yo haga un "alto", solo para atender mis emociones y entender porque me estoy sintiendo de tal o cual forma.
Hace unos días me avisaron que mi querida tía Dora estaba muy enferma, me llené de angustia, de impotencia, quería poder estar cerca de ella y decirle lo mucho que la quiero. No la veía con mucha frecuencia, a veces una vez al año, a veces pasaban años sin verla. Ella vivía en otra ciudad, nunca la visité, solo coincidíamos cuando ella visitaba a mi abuelita en Los Mochis y después a sus hermanos, cuando mi abuelita pasó a mejor vida.
Pero cuando la veía, teníamos largas e interesantes pláticas, era una mujer sabia, estudiosa de la biblia, así que siempre aprendía algo de ella. La última vez que platicamos fue hace un año, justo antes de mudarme, creo que se sentía sola, algún sufrimiento tenía, pero aún así ella era muy positiva. Era honesta, expresaba sin miedo lo que no le gustaba y con alegría lo que si le gustaba. Ese dia solo tuvo palabras bonitas para mí, buenos deseos.
Me vine a este país dando por hecho que la volvería a ver en un año, o varios, como había sido siempre. Pero no fue así. La perdí y no le dije cuanto me gustaba hablar con ella, creo que ella lo sabía, podía sentirlo, pero no se lo dije y eso duele, no le dije tampoco cuanto la quería.
Ahora solo tengo recuerdos de ella, ya no podré verla más. Pero puedo agradecerle a Dios el tiempo que la disfruté y poner atención ahora, en las personas queridas que tengo a mi alrededor, pasar tiempo con ellas y decirles que las quiero, darles un abrazo o quizás tener un detalle con ellas. Puedo hacer una llamada o enviar un mensaje, si no puedo verlas, pero no guardarme lo que siento y dar por hecho que lo saben.
Especialmente a esas personas que me dan paz, que me aceptan, que de cuando en cuando me hacen saber que soy importante para ellas.
Somos temporales, estamos de paso en esta vida, vinimos a aprender, a amar y ser amados, a ayudarnos unos a otros, por eso debo recordar continuamente lo que es más importante y valorarlo.
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