Una oportunidad para compartir mis experiencias, expresar mis ideas y plasmar mis más profundos sentimientos, algo así como pintar en un lienzo en blanco.
jueves, 21 de noviembre de 2024
Tardeadas inolvidables
sábado, 4 de mayo de 2024
Entre sombras y silencios
¿Sientes que algo no está bien en tu relación de pareja pero no logras ver con claridad cuál es el problema? ¿Vives como en una montaña rusa de emociones y en una lucha incesante por estar bien? ¿Permaneces, quizás, en una relación por miedo: al ¿que dirán?, a pasar por un proceso doloroso, a enfrentar la vida sola, o porque vives bajo amenazas? Si te identificas, o te encuentras en alguna de estas situaciones, puedes estar sufriendo violencia y no tener plena conciencia de ello.
La violencia en las relaciones cercanas es más común de lo que imaginas, se da hasta en las mejores familias; en ranchos, pueblos y ciudades; y tanto en países desarrollados como en los países en desarrollo de todos los continentes. Además, ocurre en todo tipo de relaciones: entre parejas heterosexuales y homosexuales, entre padres e hijos, en el terreno laboral, con los cuidadores de niños, etc.
La violencia en el mundo
Aunque la violencia es un delito muy penado en muchos países, aún existe demasiada ignorancia, tanto por parte de la víctima como por parte del agresor, sobre las leyes de protección y las condenas, lo que se convierte en una limitante para que la persona afectada se atreva a hacer una denuncia penal. Sin mencionar la desconfianza hacia las autoridades.
Voluntariado
La violencia física se da cuando el agresor muerde, rasga, tira del cabello, quema, sacude o empuja a la víctima. Incluye también las bofetadas, golpes con puños y la violencia con objetos.
La violencia psicológica incluye amenazas, coacción, acoso, insultos y burlas. También cuando la víctima es sometida a control y aislamiento social. Además, la amenaza de violencia contra familiares y mascotas se incluyen en este tipo de violencia.
La violencia sexual incluye diferentes formas de actos de coerción, como relaciones sexuales sin consentimiento, mutilación genital, acoso sexual, uso de lenguaje sexual ofensivo u obligar a la víctima a ver pornografía.
La destrucción o robo de pertenencias personales, enseres domésticos u objetos de valor de la víctima se considera violencia material y económica. A la víctima se le puede negar el acceso a asuntos financieros o ser obligada a firmar documentos financieros con consecuencias negativas para sí misma. Si la víctima no tiene acceso a su propio dinero significa que es dependiente del agresor.
La violencia relacionada con la discapacidad incluye acciones que apuntan directamente a la discapacidad de la víctima y que empeoran su situación, ya vulnerable. Un ejemplo de estas acciones sería esconder una silla de ruedas o un aparato auditivo.
La negligencia se presenta cuando la víctima no obtiene la ayuda que necesita con comida, higiene o medicamentos. Si se le niega ayuda para levantarse de la cama o no recibe el medicamento que necesita, sea que se le de poco, demasiado o el medicamento equivocado.
Un compromiso social
martes, 23 de abril de 2024
Elisa... recuerdos de infancia.
Viajar de un lugar a otro, en nuestra casa, era toda una aventura para mí. Mi papá acordonaba cada mueble a unas argollas atornilladas en las paredes. Mi mamá bajaba todos los platos, vasos y tazas del gabinete de la cocina y los acomodaba en cajas. Un día antes del viaje preparaba comida y hacía tortillas de harina, algo que me encantaba. Así, tendríamos que comer durante el traslado. El viaje era motivo de alegría, y un día libre de preocupaciones. Era un día para disfrutarse.
Conectaban las casas a una locomotora que nos trasladaría a la nueva estación. Viajábamos frecuentemente en tren, pero era maravilloso cruzar los altos puentes y túneles en nuestra propia casa.
Y como olvidar los veranos en la casa de mi abuela, ella influyó mi vida más de lo que hubiera imaginado. Mi abuela era una mujer que trabajaba de sol a sol, siempre tenía algo que hacer. Era ordenada, disciplinada y muy determinada. Se levantaba temprano, encendía la estufa de leña y hacía las tortillas de maíz para el desayuno. El olor de la cocina, que impregnaba la casa hasta la pieza donde yo dormía, me hacía levantarme. Las mañanas eran muy soleadas. Ella preparaba avena con leche recién ordeñada y ponía a fermentar el resto de la leche en grandes ollas para hacer queso. El trabajo en el rancho, desprovisto de agua potable y luz eléctrica, era arduo.
La casa descansaba a las faldas de unas lomas, estaba pintada de blanco con puertas y ventanas azules, como en Santorini. Tenía un patio, que a mi me parecía enorme, cerrado con bardas a los lados de la casa y con una huerta de manzanos al frente. La casa tenía, a espaldas, un conjunto de lomas y tierras de cultivo alrededor que se extendían hasta la orilla del río.
Toda la semana transcurría sintiéndome envuelta en las actividades de mi abuela. La acompañaba y le ayudaba en lo que podía, a mi corta edad. Hacíamos un recorrido por el patio y los cuartos de almacenaje de pastura, granos y herramientas para mostrarme los lugares donde las gallinas habían hecho sus nidos. Por la mañana y por la tarde, tenía asignada la tarea de revisar los nidos y recoger los huevos, los ponía en una canasta de alambre y los llevaba a la cocina. Era mi actividad favorita.
Las mañanas eran dedicadas a la limpieza de la casa y la preparación de la comida. Veía a mi abuela lavar ropa a mano después del desayuno y, al siguiente día, planchar cada prenda que había lavado, incluyendo la ropa de cama. Utilizaba dos pesadas planchas de fierro que ponía a calentar en la estufa de leña. Planchar le tomaba toda una tarde, terminaba al oscurecer. También le gustaba tejer y bordar. Almidonaba las servilletas que tejía a crochet con hilo blanco y las usaba para adornar sus gabinetes de puertas de cristal o sobre alguna mesa de cama.
Por las tardes, le ayudaba a limpiar el frijol, que era almacenado después de la cosecha. Separábamos las piedritas y terrones del frijol y lo poníamos en costales, que después se vendían. Otros días desgranábamos mazorcas, el maíz también se ponía en costales, para venderse.
Algunas tardes eran aprovechadas para envasar frutas o verduras que se cosechaban en el rancho. Mi abuela usaba frascos de vidrio, que compraba especialmente para las conservas y que acomodaba en lo alto de un gabinete, como colección. Envasaba duraznos en mitades, peras, calabacita con zanahoria, ejotes, elotes, etc., y los veía, orgullosa de su trabajo. Yo me sentaba frente a ella y disfrutaba viendo como lo hacía.
No había juguetes para jugar, ni muñecas. Mis ratos de diversión consistían en hojear los libros de texto de mi tío, que cursaba la primaria. Esos libros de lectura que tenían en la portada una mujer con vestido blanco y una bandera de México en su mano. Mi tío me contaba sobre alguna lectura que a él le gustaba. La rata vieja fue uno de esos textos que memoricé y que se convirtieron en mis favoritas. Cuando mi tío entró a la escuela secundaria agropecuaria me autorizó recortar dibujos de sus libros. Cargué con los recortes de regreso a casa y los conservé por mucho tiempo.
Libro de primaria |
Algo que me producía una mezcla de curiosidad y miedo, era el revólver que mi abuelo guardaba en uno de los cajones del mismo ropero. Lo había comprado por los rumores de que se habían avistado lobos rondando los alrededores. Lo mantenía descargado y, por supuesto, yo tenía prohibido tocarlo. Pero mi curiosidad podía más que la advertencia y me gustaba abrir el cajón y verlo, a escondidas.
Cuando mis primas visitaban a mi abuela era diferente, pasabamos horas jugando: a las escondidas; la matatena; la liga; el avión, dibujado en el patio; la lotería, después de la cena hasta avanzada la noche; y, pocas veces, al tambo robado, porque una de mis primas siempre lloraba cuando le ganaban el bote relleno de piedritas y lo hacían sonar, como prueba de victoria.
Matatena |
Lotería mexicana, juego de mesa |
Los fines de semana eran especiales. Cada domingo, después de desayunar, nos alistábamos para ir a visitar a los bisabuelos. Ese día, la limpieza de la casa era más simple porque debíamos caminar cerca de dos kilómetros para llegar al rancho donde vivían sus papás, y teníamos que ganarle al sol, decía mi abuela. El sol se ponía muy intenso a media mañana.
La caminata se sentía larga y cansada, porque subíamos y bajábamos, bordeando las lomas, siguiendo la ribera del río. Al entrar al rancho Borjas, hacíamos algunas visitas para vender ropa de segunda mano. Aunque no era la parte más divertida del día, me gustaba ver la alegría reflejada en la cara de mi abuela cada vez que vendía una prenda. Muchos años después, entendí que de eso dependía la compra de la despensa para la semana.
Al cruzar el pequeño rancho, pasábamos por un lado de la capilla blanca con puerta azul, eso significaba que estábamos muy cerca de llegar a nuestro destino. Entrar en la casa, siempre limpia y fresca, era la mejor recompensa por la larga caminata y las visitas a algunas familias no tan agradables para mí. Pero esa, es otra historia.
Mi bisabuela nos recibía siempre sonriente y platicadora. Mi bisabuelo mostraba también alegría, pero era un poco menos efusivo. Mi abuela se sentaba a tomar café y tenía largas conversaciones con ellos, especialmente con su papá. Yo recorría la casa, me gustaba pararme frente a la antigua vitrina con puertas de cristal, llena de pequeños objetos que mi bisabuela atesoraba. Eran regalos que sus hijas, que vivían en Estados Unidos, le traían cuando la visitaban, o de alguna de sus nietas o primas. Ella tenía una historia para cada una de sus preciadas pertenencias.
Ahí pasábamos el domingo completo. A veces visitábamos a las cuñadas de mi abuela, que nos recibían gustosas y siempre tenían algo de comida para ofrecernos. Me gustaba, en especial, visitar a mi tía Amada, una mujer generosa y de una sencillez encantadora. Ya avanzada la tarde, antes de oscurecer, mi abuela compraba algunos víveres en la pequeña tienda, que conectaba con la cocina y que era atendida por su papá. Compraba, no sé cuántas cosas. Lo que recuerdo, es mi alegría cuando pedía dos tripas de chorizo... y un cono que, en lugar de nieve, estaba relleno de jamoncillo, para mí.
Del regreso a casa recuerdo poco, mi abuela platicaba todo el camino acerca de los nuevos acontecimientos en el rancho y de su gran familia.
Desafortunadamente no tengo una sola fotografía con mi abuela, pero ella vivirá en mi memoria eternamente.
💖💙💚💛💜
Elisa D.
miércoles, 21 de febrero de 2024
Tirando la polilla: un encuentro de culturas en Suecia
¡El fin de semana me tocó fiesta, plebes!, como decimos en Sinaloa... nos fuimos a tirar la polilla. ¡Ya nos hacía falta! Convivimos, cenamos delicioso, bailamos alegremente, algunos cantaron... y brindamos. El motivo?, festejamos el cumpleaños de nuestra querida amiga Ulziisuren, muy al estilo de Mongolia. Fue una velada llena de sorpresas: un encuentro de culturas.
El día estaba maravillosamente soleado, aunque frío. Pero gracias a que planeamos hacer auto sardina, pudimos sacar el vestido del closet. ¡Que alegría!
No quise crearme ninguna expectativa, me mentalicé a disfrutar de lo que el guateque me brindara. Fue tal mi despreocupación acerca de imaginar un posible escenario, que lo primero en sorprenderme fue ver a las personas que nos recibieron: ojos rasgados. ¡Todos!
Me van a disculpar la ignorancia, pero yo creí que solo las personas originarias de Japón, China, Taiwan, Korea y Thailandia, tienen ojos chinos. Pues no es así, también es una característica de los nativos de Mongolia.
Una vez pasada la sorpresa me decidí a disfrutar. No era un simple festejo, estábamos celebrando la llegada de Ulziisuren a un nuevo piso, y uno de los más especiales, desde mi punto de vista, porque los 40's son los nuevos 20's o la segunda juventud, como también les llamamos. ¡En verdad lo son, para muestra un botón...!
Ulziisuren |
Ulziisuren se veía espléndida, llenaba el lugar con su belleza. Siempre cortés, cordial y serenamente feliz. Rodeada de muestras de cariño por parte de sus amigos compatriotas más cercanos, con quienes ha trabajado en Checoslovaquia y Suecia. Las únicas foráneas éramos nosotras, las amigas de la escuela de sueco: Maja, Nada, Mahla y yo.
A pesar de que no entendíamos su idioma, nos sentiamos parte del grupo. Se percibía armonía en el ambiente.
Al recibirnos, nos ofrecieron un coctel fresco con fresas y hojas de menta, así que iniciamos con el brindis: por el placer de estar juntas y felices.
Coctel de bienvenida |
El brindis |
Sin más preámbulos, la cena asiática estuvo exquisita: brochetas de cordero al grill, pato crujiente en salsa de vino tinto, ternera con vegetales picante, lomo de cerdo a las brasas, arroz al vapor, pastel de papa, dumplings y salsa de yogurt con ajonjolí. La comida es uno de los grandes placeres de la vida, ¡sin duda alguna!
Ramillete de pastelillos |
Maja y David |
La fiesta fue pasando ante mis ojos, como una película de la cual, también, fui parte.
Linda cumpleañera |
Feliz Cumpleaños, Ulziisuren !!
sábado, 13 de enero de 2024
Mi Querido Pecu
Su primer verano
Una infancia feliz
—¿Porque lloras? —pregunté extrañada.—Es que... tú te vas a casar, y te vas a ir de la casa. —dijo entre sollozos. Lo abracé, sintiéndome culpable por no haber pensado en lo que significaría para él, mudarme. Le expliqué que yo estaría muy cerca, que nos veríamos con frecuencia. Y confió en mí.
Graduación de primaria |
Desfile del día de la Revolución |
Alcanzando metas
Graduación de Ingeniería Industrial ITLM |
Su personalidad
Explorando juntos
Pima Air Museum, Tucson, Arizona |
Pima Air Museum, Tucson, Arizona |
Flagstaff, Arizona |
Grand Canyon, Arizona |
Flagstaff, Arizona |
Cráter en Flagstaff, Arizona |
Rodeo Drive, Beverly Hills |
Universal Studios, Hollywood |
San Diego, California |
Las Vegas, Nevada |
Juventud y aventura
Mazatlán, Sinaloa |
Tiempo de cambios
Navidad 2015 |
Damián y Dariel |
Con su adorable familia |
Bautizo de Damián y Dariel |
Tres generaciones |
Y coincidir... 2023
Cumpleaños Diciembre 2023 |
Con sus amigos |
Amigos y familia |
Celebrando la vida |
Publicación destacada
Elisa... recuerdos de infancia.
E sos años de inocencia, que transcurrieron entre sentimientos de felicidad y miedo, timidez y valentía, vulnerabilidad y fortaleza, me prod...
Entradas populares del mes
-
«A medida que nos acercamos mi corazón se acelera, palpita al ritmo de la música. Se siente una mezcla de emociones entre nerviosismo, mied...
-
E speraba con ansias el momento de entrar al hospital... me sentaba en una silla junto a la incubadora y tomaba su manita. Se veía tan pequ...
-
D os necesidades tiene el ser humano, que continuamente busca satisfacer. Son opuestas entre sí, pero igual de importantes, Me refiero a l...
-
C omo cada fin e inicio de año, nuestros corazones se llenan de esperanza y júbilo. El nuevo año significa: un recomenzar, una oportunidad m...
-
Creo que soy una persona muy afortunada, porque la vida me ha bendecido todo el tiempo con grandes y buenos amigos. Me gusta pensar que mis ...