Un error que cometemos las personas continuamente, es medir nuestros logros o no logros con los de nuestros amigos o las personas cercanas a nosotros. No nos damos cuenta que estamos siendo muy injustos con nosotros mismos.
Aprendimos a compararnos, cuando mamá o papá nos comparaba con nuestros hermanos, el primo o el amigo, pensando que era una buena forma de motivarnos a hacer alguna cosa mejor. Pero por el contrario, esto solo nos hizo sentir "no suficientes" y no aceptados. Sin embargo, lo aprendimos tan bien (pese a que NO nos hacía sentir bien), que se nos formó un hábito.
Compararmos con otros que creemos son afortunados, nos provoca sentimientos negativos como frustración, insatisfacción, infelicidad, tristeza, decepción, etc.
Y si, por el contrario, nos comparamos con personas que a nuestros ojos están en desventaja, aparentemente nos crea un sentimiento de superioridad que por momentos nos hace sentir bien, pero en el fondo seguimos sintiéndonos miserables.
Por lo tanto, por principio, es necesario desaparecer este hábito de nuestra vida para siempre, lo antes posible.
Cómo lo hago?
Se necesitan 2 cosas: un nuevo hábito y constancia. Sí, la forma más fácil de cambiar un hábito, es reemplazándolo por otro.
Así, cada vez que mi mente, habituada a hacer comparaciones, quiera hacerlo, debo voltear hacia mí, y preguntarme;
- Cómo puedo hacer eso que tanto ADMIRO en esta persona?
- Qué estoy haciendo ahora, que NO me está llevando a eso que quiero?
- Qué necesito hacer en forma DIFERENTE para lograrlo?
Entender que cada persona tiene su propia lucha, sus propias dificultades y limitaciones y sus propios "recursos" y estar convencido de esto, es de gran ayuda. Ningún camino es igual al del otro.
Podemos coincidir con amigos que viven alguna situación similar a la nuestra, acompañarnos y aprender uno del otro. Pero "nos toca" a cada quien, hacer frente a situaciones difíciles que se nos presentan, tomar decisiones, resolver conflictos y enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.
El poder del autoconocimiento
Como adulto, ahora es mi deber cuidarme y atenderme. Tengo una responsabilidad conmigo mismo, es importante conocerme bien, saber que me gusta, que me molesta, que me hace sentir incómodo, que me hace enojar, que me emociona, que me pone triste; identificar mis emociones y el porqué de ellas. Lo que yo llamo "aprender a escuchar a mi corazón".
Hacer esto me dará claridad, confianza en mi mismo y aceptación por lo que soy, tanto mis cualidades como mis limitaciones. En pocas palabras, me dará poder y autocontrol.
Y podré entender y aceptar a los demás con mayor facilidad, lo que se traducirá en relaciones mas sanas.
Mi estado de ánimo también mejorará, aumentará mi energía y como consecuencia, todo lo que haga lo haré con mas entusiasmo, lo cual me hará sentir aún mejor, será algo así como estar en una "espiral positiva hacia arriba".