miércoles, 28 de diciembre de 2022

La elección de una pareja

Desde que somos niños empezamos a soñar con el amor.  Nos gusta imaginar que somos adultos y que encontramos al hombre perfecto que nos amará y protegerá toda la vida o la mujer más maravillosa del mundo, con la que tendremos hijos y nos amará y cuidará de nosotros, para siempre.




Es común que creemos altas expectativas de lo que será nuestra nueva familia.  Nos ilusiona pensar que será mejor que nuestra familia de origen, que no tendremos los mismos problemas, que lo haremos mejor que nuestros padres y que nuestros hijos serán mejor que nosotros. 

Es bueno querer mejorar, tener sueños y trabajar para conseguirlos.  Pero las personas seguimos patrones, solemos repetir actitudes y acciones.   Aprendemos a vivir, según vimos a nuestros padres.



Así que, cuando elegimos a nuestra pareja, hacemos "click" con personas que han vivido en forma similar a la nuestra.

Por citar algunos ejemplos:

  • Si tuvimos una madre o un padre alcohólico, nos sentimos bien con una persona que ha tenido el alcoholismo presente en su vida y aprendió a sobrevivir con ello.



  • Si tuvimos padres muy autoritarios, buscaremos a alguien que se relacione controlando a los demás, porque aprendimos a obedecer.


  • Si nuestra forma de comunicación es a través de la manipulación, buscaremos a alguien que permita ser manipulado o nos manipule, según sea el caso.
  • Si fuimos sobreprotegidos, buscamos a alguien que esté acostumbrado a asumir responsabilidades de otros.


  • Si por el contrario, no tuvimos la atención que necesitamos, es decir, nuestras necesidades no fueron atendidas, será normal estar con alguien que ignore nuestras necesidades, porque no aprendimos a merecer.


  • Si en casa fuimos castigados severamente, buscamos a alguien que de alguna forma "nos castigue", ya sea con rechazo, ignorándonos, o incluso con violencia.


  • Cuando se vive en una familia disfuncional, es común que alguno de los hijos desarrolle la obsesión de ayudar a cambiar a mamá o papá y resolver problemas.  Así buscará a alguien con quien pueda satisfacer esta necesidad. 
Y  la lista continúa.  Entonces, la pareja perfecta es la que encaja en la necesidad que se tiene, en el momento en que se elige.


Qué es la inteligencia emocional



Todos tenemos carencias y buscamos complementarlas.  En la medida que hagamos conciencia de cuanles son nuestras carencias afectivas y necesidades, entenderemos también porque elegimos a nuestra pareja y que buscamos en ella.  Hacer las reparaciones necesarias para satisfacer dichas necesidades por nuestra cuenta, nos dará mayor inteligencia emocional.  Esto será muy valioso a la hora de elegir pareja e influirá en la calidad de relación que se cree.

 Podemos decir que una persona ha sanado sus emociones, cuando:
  • Comunica sus necesidades con asertividad, sin indirectas o sin esperar que las adivinen.
  • Expresa como se siente, en lugar de hacer reproches, porque se conoce e identifica sus emociones.
  • Cumple sus responsabilidades y permite que los demás cumplan con las suyas.
  • Puede disfrutar de una buena plática,  una buena cena, una caminata en la playa con los pies descalzos, una puesta de sol, un juego de mesa, un paseo en bicicleta o alguna actividad que le guste, porque  tiene la capacidad de enfocarse en el momento presente y de controlar la ansiedad.
  • Sabe poner límites ante comportamientos inaceptables.
  • Cuida su salud física, mental y emocional.
  • Tiene conciencia de su lado espiritual y lo atiende.
  • Expresa su opinión y escucha las opiniones y necesidades de sus próximos, sin tratar de imponer su voluntad.
  • Comunica y toma en cuenta a los demás a su alrededor, cuando toma decisiones que les afectan a éstos.
  • Respeta el tiempo de los demás, es puntual.
  • Cumple con sus compromisos, le da validez a su palabra.
  • Se disculpa cuando cometió un error, asume la responsabilidad que le toca.
  • Sabe pedir ayuda antes de empezar a sufrir, porque sabe de merecimiento y de humildad.
  • Tiene empatía con los demás, es sensible ante el dolor de los demás.
  • Sabe dar ayuda y "olvidarse" que lo hizo, sin esperar recibir algo a cambio, porque sabe que de una forma u otra, la vida lo compensará.
  • Tiene la capacidad de asombro y actúa con honestidad.
  • Sabe agradecer, siempre recuerda cuando alguien le ayudó en algún momento difícil.
  • Conoce y practica la lealtad, sabe guardar secretos y evita los chismes.
  • Trata a los demás y a sí mismo con amabilidad.
  • Tiene un buen manejo de sus emociones, no reacciona; piensa y después actúa.
  • Es responsable de sus emociones, deja atrás el papel de víctima.
  • Tiene automotivación, se pone metas y persevera en alcanzarlas.


Son muchos los beneficios de elevar la inteligencia emocional, las personas suelen ser socialmente equilibradas, extrovertidas, alegres, están poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones.  

Y de ello depende también, la buena elección de la persona que acompañará sus días.


Que bonito es lo bonito!!





 








martes, 20 de diciembre de 2022

La sombra de mamá y papá

Todos los padres, o la mayoría, quieren lo "mejor" para sus hijos.  Se esfuerzan para que el hijo tenga lo que ellos no tuvieron y para que haga lo que ellos no pudieron hacer en su niñez o en su juventud.



Es algo normal, es una manera natural de demostrar su  amor hacia lo más valioso que la vida les ha regalado. Pero es necesario tener la madurez, para que este deseo de que los hijos tengan una mejor vida,  no se vuelva una "obsesión", que  en lugar de motivarlos y darles seguridad, los lastime y los frene en sus más profundos deseos.

Si mamá o papá no pueden comprender que sus hijos son personas que merecen respeto, independencia y que tienen derecho a hacer sus propias elecciones y aprender de sus propias experiencias, los hijos se sienten lastimados y atropellados en su dignidad, y en muchos de los casos, se alejan de sus padres.

Por otro lado, las decisiones personales que toman los padres también impactan a los hijos.  Si es positiva, el hijo se siente orgulloso y parte de esa buena decisión.  

Pero los hijos también creen que los errores de sus padres los "marcan" de por vida, los estigmatizan. Y van por la vida cargando con ello, como un lastre.  Se llenan de sentimientos de vergüenza y culpa ajenos solo porque inconscientemente decidieron creerlo así.




Es necesario reparar estos daños, pero hacerlo puede ser causa de muchos conflictos, si se hace con rebeldía de parte de los hijos o si los padres son muy autoritarios. 

Es bueno que los padres tengan la madurez para comprender que el hijo no los rechaza, no los deja de amar o respetar y mucho menos los abandona cuando decide tomar sus propias decisiones y pide respeto.  Es solo una cuestión de amor propio, de autorespeto y de valentía que él necesita para vivir su propia vida y no "a la sombra" de sus padres.


El despertar de la conciencia


El adolescente naturalmente empieza a cuestionarse sobre las ideas que le fueron transmitidas desde su niñez y de las cuales no se siente convencido.  Cuando se convierte en adulto, es importante que haga una introspección y revise el "sistema de creencias" que guían su vida. Es decir, cuales son sus ideas y opiniones acerca de la vida en pareja, el dinero, la salud, la inteligencia, el destino, etc., que aprendió de sus padres y del entorno.




Has escuchado la frase "Vemos la vida como somos"? se refiere a que la interpretación que damos a cada cosa que vemos o escuchamos, la hacemos a partir de nuestras creencias.  Lo comparamos con los "archivos" que tenemos en la mente y en base a esto, juzgamos lo que sucede a nuestro alrededor.

Determinamos que es "correcto o incorrecto",  de acuerdo a nuestro sistema de creencias.  Pero es común que no seamos conscientes de que algunas de estas ideas prefijadas, nos limitan o nos impiden aprovechar todo nuestro potencial.





Mis herramientas

Algo que me sirve de guía para hacer conciencia de mis creencias es observar como está mi vida en cada aspecto, sea económico, sentimental, social, de salud, etc. Si no me gusta lo que veo, será muy bueno analizar como he contribuído para tener ese resultado, cuales son mis ideas y mis acciones en relación a ello.

Las personas más cercanas a mí, también son un reflejo de lo que soy, me rodeo de personas con intereses y valores similares a los míos, con las que me es fácil interactuar.  Pero, si pongo atención, me daré cuenta de que es muy valioso detectar lo que no me gusta en los demás, porque probablemente, es algo en lo que tengo que trabajar en mí mismo.




Existe también algunas herramientas que me pueden servir de ayuda para identificar una creencia, analizarla y modificarla o crear una nueva. Estas son:

  • Libros de superación y biografías de personas exitosas,
  • Un profesional de la salud psico-emocional,
  • Grupos de autoayuda,
  • Algunos grupos religiosos, etc.

Con ellas puedo obtener puntos de vista diferentes al mío, una perspectiva distinta de lo que para mí puede ser complicado.  Descubrirlo es un proceso, toma su tiempo, pero es muy gratificante.  La recompensa es el autoconocimiento. 

La rapidez o lentitud con que se modifiquen o construyan nuevas creencias, dependerá de la voluntad de cada persona para vencer obstáculos como la pereza o el miedo e iniciar con la búsqueda de ayuda y del enfoque que ponga en ello.

Hay personas que han vivido situaciones muy dificiles, tanto que se han visto obligadas a cuestionarse y encontrar respuestas a sus dudas en ese preciso momento, así que el cambio puede darse con mayor rapidez y determinación. 

Lo cierto es, que una vez que se toma la decisión de empezar, el universo se encarga de abrir nuevas puertas para quien tiene un deseo ardiente o un propósito en la vida.



Tú puedes hacerlo... enfócate!








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